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“Mi hija no volverá a clases sin estar vacunada, es violatorio de sus derechos”: familias se quejan ante CNDH

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FOTO: MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM

En Baja California Sur, las clases presenciales ya serán obligatorias. Padres inconformes demandan que, a la par de volver a las aulas, se mantengan las clases en línea con un docente.

La hija de la señora Carmen Martínez tiene nueve años y cursa cuarto de primaria en una escuela pública de la Alcaldía Álvaro Obregón, en la Ciudad de México. 

Desde que arreció en México la pandemia a mediados de 2020, la niña ha estado recibiendo educación en línea, como muchos otros millones de menores. No era tal vez lo ideal, reconoce Carmen, que advierte cierto “rezago” en el aprendizaje de su hija en comparación a los días normales de escuela. Pero al menos, contrapone de inmediato, las clases en línea con el acompañamiento de una maestra permitían que su hija continuara avanzando con su educación y que no se desenganchara por completo de las clases.  

Pero eso cambió desde finales del pasado mes de septiembre, cuando a Carmen y al resto de padres y madres de esa escuela les llegó un comunicado en el que ésta anunciaba que, por órdenes de la Secretaría de Educación federal, se suspendían las clases en línea para dar paso a partir del 20 de septiembre únicamente a clases presenciales. 

“Los docentes acatamos indicaciones de la autoridad federal, y aunque en un inicio respondimos a las necesidades del contexto de nuestra escuela, a partir de la fecha indicada ya no podremos hacerlo más”, apuntaba el escrito, del que este medio guarda copia. 

“Quienes se queden en casa, se les enviará actividades por ‘classroom’. Y en su momento, se evaluarán como corresponde”, agregó el centro educativo en el anuncio, aunque a Carmen, más que un anuncio, aquello le sonó a una advertencia para presionarlos; a un mensaje que, de manera sutil, les estaba diciendo que los alumnos que se queden en casa, como su hija, tendrán que buscarse la vida sin clases en línea ni maestra, y luego pasar los mismos exámenes que el resto que sí asista a las aulas.

“A los padres y madres nos están dejando solos con la educación de nuestros hijos”, denuncia Carmen, que explica que tomó la decisión de no enviar a su hija a clases presenciales hasta que no reciba una dosis de la vacuna anti-Covid, porque considera que, de hacerlo, estaría poniendo en serio riesgo su salud. 

“Regresar a los niños sin que antes estén vacunados es un infanticidio”, insiste la mujer, tajante. 

Incluso, hay madres como María, mamá de dos niñas de 6 y 9 años, que apuntan en entrevista que, aunque existiera una vacuna aprobada en menores de 11, también se lo pensaría mucho antes de vacunarlas y regresarlas a clase.

“Ahora mismo, todo es muy experimental”, opina. “Creo que todavía esperaría un poco para ver si no tienen efectos secundarios fuertes en los niños”. 

Sin embargo, la vuelta a las aulas ya parece un proceso inmediato e irreversible. 

El pasado miércoles 6 de octubre, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, dijo que a partir del próximo noviembre el regreso para alumnos de preescolar, primaria y secundaria, también será presencial. Y argumentó que esta decisión se sustenta en que no se han identificado rebrotes importantes de Covid en las aulas en lo que va de ciclo escolar. 

Por el momento, la funcionaria de Educación no ha especificado si ese regreso presencial será obligatorio y si habrá posibilidad de mantener el sistema ‘híbrido’ con maestros apoyando la educación en línea. Pero los mensajes que se están lanzando desde el Gobierno Federal, e incluso desde Presidencia, hacen suponer a Carmen y a María que la única opción será volver a las clases. 

“No nos podemos acostumbrar a que no va a haber clases presenciales y que van a estar las escuelas cerradas”, advirtió el presidente López Obrador en la conferencia mañanera del 7 de octubre, preguntado por el regreso a las aulas.

Ese mismo día, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, también hizo énfasis en que no hay evidencia de que el regreso a las clases presenciales “haya repercutido en un incremento de casos” provocados por el virus. E insistió en que los contagios entre niños, niñas y adolescentes en la pandemia ha sido pequeño, con un porcentaje menor al 10%, y en edades menores es del 2%. 

De ahí que las autoridades federales consideren que sí hay las condiciones para el regreso total a las aulas de manera presencial, y que, incluso, haya estados como Baja California Sur donde ya se anunció que el regreso a clases será obligatorio tanto para los alumnos, como para todo el personal educativo.

“En cuanto aprueben la vacuna para niños, meto un amparo”

Sin embargo, la señora Carmen insiste en que la decisión del regreso presencial deja en una situación de vulnerabilidad a los menores. 

“El gobierno está presionando para que los niños vuelvan a las clases presenciales, pero lo hace sin que les haya puesto una vacuna. Y yo creo que el gobierno, antes de obligarlos a volver a las aulas, lo que debería de hacer es vacunarlos para protegerlos. Y si no, que mantenga el modelo híbrido en línea para quienes no queramos mandarlos a clases sin vacuna”, plantea la mujer. 

Pero, en este punto tampoco parece que el Gobierno vaya a dar una respuesta inmediata. Hasta ahora, el límite mínimo de edad que Salud está considerando vacunar es de 12 años y hasta los 17, pero con un importante matiz: solo se vacunará a 1 millón de menores aproximadamente, que son aquellos que las autoridades calculan que tienen padecimientos que elevan el riesgo de mortalidad ante la Covid 19, como distintos tipos de cáncer, insuficiencia renal o hepática, VIH/sida, enfermedades congénitas y otras que disminuyan el sistema inmunológico. 

El resto de los menores, por ahora, quedarían fuera, aunque farmacéuticas como Pfizer y BioNTech ya presentaron una solicitud a los reguladores estadounidenses para que autoricen la administración de su vacuna anti-Covid a niños y niñas de 5 a 11 años, lo que ampliará las vacunas a ese sector de la población en edad escolar. 

Ante la exclusión de aquellos menores de entre 12 y 17 años que no tengan comorbilidades, en México múltiples padres y madres han comenzado a solicitar amparos ante la justicia para conseguir la vacuna para sus hijos. 

Hasta el pasado 25 de septiembre sumaban 250 demandas de amparo en 19 entidades del país, anunció el propio presidente López Obrador, que en otra conferencia mañanera acusó que detrás de estas acciones legales de los padres hay “una campaña” orquestada e intereses de las grandes farmacéuticas por hacer negocio. 

Carmen Martínez asegura que, en cuanto se autorice la vacuna de Pfizer para niños de 5 a 11 años, el rango de edad de su hija de 9, ella también tiene pensado interponer de inmediato otra demanda de amparo para conseguirla, aunque el subsecretario Hugo López Gatell criticó que los padres que se amparan tienen “una visión extremadamente individualista”, pues eso, según el funcionario, le quitaría la vacuna a otra persona con mayor riesgo ante el virus. 

Queja ante la CNDH

Por el momento, a falta de la aprobación a Pfizer, Carmen, María, y otras 15 madres y padres de familia de su escuela en la Álvaro Obregón, se organizaron para exigir que se mantengan las clases en línea con un docente, a la par del regreso presencial, e interpusieron una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). 

En el escrito, del que guarda copia este medio, las familias plantearon que, al no existir aun una vacuna autorizada para los menores de 11 años, éstos son población “vulnerable ante el contagio en pandemia”, e incluyeron links a múltiples notas de medios de comunicación que refieren que, durante el regreso a clases, se produjeron brotes en diferentes puntos del país, como en Chihuahua, Nayarit y Baja California, donde diversos planteles tuvieron que suspender temporalmente la vuelta a las aulas. No obstante, sobre esto también cabe señalar que el pasado 7 de octubre la SEP informó que, de las 135 mil escuelas abiertas en el país, solo en 88 detectaron casos Covid, el 0.06%, de las que 39 cerraron de manera temporal por contagios

“Siendo realistas, a los niños les cuesta mucho trabajo lavarse bien las manos, usar el cubrebocas, no tocarse la cara… Y las autoridades están dejando todos los filtros sanitarios a los maestros, cuando ellos no son doctores, ni personal médico”, apunta Carmen Martínez. 

“Además -interviene María-, hay muchos papás que no son constantes en cuanto a verificar, por ejemplo, que el niño no tenga tos ni fiebre cuando regresa de la escuela. Incluso, hay papás que ni ellos mismos usan el cubrebocas cuando van a por sus hijos. Hay mucha irresponsabilidad”. 

En la queja ante la CNDH, las familias inconformes denunciaron que la Secretaría de Educación Pública federal se está centrando únicamente en los niños que sí asistan a las clases presenciales, “dejando en estado de indefensión y vulnerando los derechos de los niños mexicanos que prefieran quedarse en casa por la pandemia”. 

En este punto en concreto, denunciaron que hay dos violaciones a derechos humanos de los niños: el derecho a la educación, y el derecho a la salud y a la vida, al exponerlos a un posible contagio. 

“Hasta que el gobierno no vacune a mi hija, yo no la voy a mandar a clases presenciales -zanja Carmen Martínez-. La voy a seguir enseñando en mi casa. Y por eso yo, y otros padres de familia, estamos exigiendo que siga el modelo híbrido en línea y con un maestro”. 

“Las autoridades sanitarias dicen que el riesgo en los niños es menor, pero sí existe -recalca María-. Y yo, como madre, no estoy dispuesta a que mis hijas corran ese riesgo a contagiarse”.

Por el momento, la queja de estos padres está en estudio en la CNDH, que tendrá que determinar si procede o no alguna recomendación a la SEP al respecto.

Fuente: Animal Político.

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